jueves, 28 de agosto de 2008

Obra en cuatro actos sobre la reflexión tras comprar un libro de Italo Calvino.

"Piensa en las ciudades majestuosas de la destrucción,
carentes de alevosía fingida
extrañas en la medida en que lo extraño se siente y no se piensa
favorecedoras de los unos en lugar de los otros
picantes, dulces, salerosas, magistrales, nocturnas, diurnas, decadentes, vergélicas.

Sorpréndete paseándolas en el disfrute que son la nada hecha cruces
la nada hecha pisos medianamente verticales
la nada hecha tiempo cuando esperas al señor de verde
la nada hecha trizas si saltas en rojo
la nada hecha eco si miras al cielo y sólo ves nubes.

Acúciate y, altivo, eleva quejas a instancias públicas,
fomenta el vandalismo, crea modas, diserta,
etiqueta los grupos, tasa, crea clanes con los que poder charlar en tertulias huecas
para así llenarlo todo de sinrazón, hipocresía y cinismo
y hacer de la pose un dogma de fe.

Evita las miradas especulativas, observa,
sé indolente porque sí, porque te sale de dentro,
con o sin aclaraciones,
paulatinamente más grandes, menos sinceras,
obligando a que las esquinas de la tristeza de otros
se canalicen todas juntas en el disfrute propio,
y en el lloro y el trauma, en el peso perdido de la desesperanza,
o de lo noble: Lo imposible y los grillos.

Ojalá que toda ciudad explote, que no exista nunca
que nadie la piense.

Ojalá que todo acabe y recomience."


J. L. Pomona.

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