miércoles, 16 de julio de 2008

Historia de lo cotidiano, VI: 1958


“[Miro el reloj y marca las 19:58]. La diferencia entre las 19:58 y el nacimiento de mi padre es tan ínfima como breve es un segundo, el acto de morirse o un orgasmo. Y es que pensar que tan sólo dos nimios puntos separan a mi padre de la hora actual me da escalofríos.

Pienso esos puntos como artificios infames de un querer decir algo sin decir nada. Es como si poniéndolos estuviésemos metiendo un matiz en lo dicho. Como decir Son las 19 [matiz] 58, donde aquí matiz es una palabra neutra, sin matices dentro.

Pienso también en el espacio de los puntos, en el porqué de su colocación, que es otro matiz, sin duda. No es lo mismo ponerlos verticales que horizontales. Si digo 19:58 todo el mundo entiende que son las ocho menos dos minutos de la tarde y yo, además, asocio eso al año en que nació mi padre, Federico; pero si ponemos los puntos en horizontal, uno seguido del otro, 19..58, todo cambia. Ahora, cuando vemos eso no pensamos en nada de lo anterior. Nos viene a la cabeza una sucesión de números, o quizá una serie de números de ésas que aparecen en los tests de inteligencia precedidas de un aserto que dice “Siga la serie:”. Si uno se fija, en el rótulo indicativo siempre aparecen los dos puntos, pero verticales. Rara vez se ven ahí dichos minicírculos –porque un punto es un minicírculo pintado con boli, con lápiz o con tiza– en horizontal, pues ello sería como poner unos puntos suspensivos amputados a los que alguien les hubiese robado su último miembro. Vamos, un despropósito.

Cuando escribo esto ya son las 20:07, que es una forma extraña de rememorar el año pasado en poco tiempo, menos de lo que canta un gallo, por un decir. Así, sin comerlo ni beberlo, por arte de birlibirloque, todo va cobrando un sentido.

Si en los próximos instantes no soy capaz de rematar esto, me darán las 20:08 y, llegado el segundo 37 de ésa fatídica hora[1], es decir, las 20:08:37 el tiempo llegaría al presente de mi año, y el mundo colapsaría, me quedaría atrapado en el bucle de bucles. Las fotos en las que saliese a partir de ése instante serían graciosas porque tendría la misma cara de bobo que Bill Murray en el día de la marmota. Y quizás me hiciese amigo de un conejo gigante que saliese de mi espejo para quedarse callado a mi lado mirándome, o me clavaría unas tijeras una momia rosa que, recién llegada del segundo anterior, intentase acabar conmigo. [Miro el reloj y marca las 20 [matiz] 08]

J. L. Pomona.


When a Tangent Universe occurs, those living nearest to the Vortex will find themselves at the epicenter of a dangerous new world. Artifacts provide the first sign that a Tangent Universe has occured." Richard Kelly, guión de Donnie Darko.




[1] Si hacemos la correspondencia de 12 meses sobre 60 segundos, el mes de julio abarcaría del segundo 35 al 40 y, del mismo modo, cada segundo correspondería, de media, a 6 días. Hoy es 16 de julio, por lo cual estaríamos viviendo en el segundo 37,83.

1 comentario:

junior dijo...

que poco que me gusta Donnie Darko. Me pone nerviosa.