lunes, 21 de diciembre de 2009

Ofensión



"Tengo que contarte una cosa.
Si mañana me muriera tú tienes que saberlo, sí, sí.
Mañana puede que esté muerta y yo necesito
que se lo cuentes a todos. Y a él también,
sobre todo a él. Sí.
Sobre todas las cosas a él. Quiero que lo sepa
cuando vaya al pan y cuando se siente a ver
pasar las horas leyendo uno de esos estúpidos libros de Bauman.
Que lo sepa en el café de la tertulia
antes de volver a subirse a la oficina.
Que mire al horizonte

que el horizonte lo mire

y la línea recta del horizonte se trastorne
en una sucesión de palabras que expliquen lo que yo te voy a contar.
Quiero que vea las letras en las nubes
en la forma de las pestañas de la puta que se esté tirando
en el peor momento de su vida. También quiero eso.

Y quiero además que llore.
Quiero que llore y no escampe,
que se inunde su boca de tanto que llore
que justo cuando vaya a ahogarse en su propio humor,
los niveles bajen y siga respirando.
Quiero que siga vivo hasta que no queden humanos en la Tierra.
Quiero que pueda ver la Tierra
desde el espacio y que se aleje de ella para siempre,
que me recuerde perdurable y sempiterna de color azul
manchada de continentes.

Dile, que no baje la mirada,
que sus pies serán míos entonces,
que no estornude o me comeré sus mocos,
que no defraude o lo pagará con creces.

Dile
que la Tierra estuvo bien pero que ahora le espera lo bueno,
que siga solo pese a todo y a pesar de ellos.
Sí, sí, ne-ce-si-to-que-me-mi-res,
¡mírame, joder!

Ya ves que no te engaño:

mañana estaré tiesa
en mis venas se ríen
ya nada me importa
ahora escúchame.
"


Extraído de Solenoides, de Bernat Malamut.

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