martes, 6 de mayo de 2008

Como todas las tardes

Como todas las tardes sonriendo,
párvulos los gestos y, cadenciosas,
las medias resbalan soplando tus pies,
que están fríos siempre llenos de hermosura.

Como todas las tardes se vienen las muertes
esperando un deseo mientras caminas sin música.

Como todas las tardes el tiempo se conforma
con hacer que minutos se sucedan en horas
y roe desde dentro, humilde intransigente,
instantes de un mundo de locuras y dicha.

Como todas las tardes el suicidio se adviene
feral en la noche siempre repetida.

Como todas las tardes observo la oficina
con el mismo lema: no hay nada que hacer.
Obvio que mañana habrá muerto otro día
sin haberle encontrado sentido a esta cruz.

No hay comentarios: