martes, 4 de noviembre de 2008

La querencia de Dios

"Cógeme dios.

Haz de mí estiércol porque quiero creer,

pero no puedo.

Destrózame porque fabrico de tu ausencia

lóbregos turnos de la desesperanza.

Pálpame, toca mis manos,

estira mis yemas y fabrica otro ser que sea distinto.

Consíguele un cuerpo sólido diferente a éste donde se pudren mis recuerdos.

Hazle tuyo, que no piense mucho en los intermedios,

para evitarle así la sinrazón pupilar de lo negro,

y haz acopio de solidez, ¡oh cáustico bastardo!,

juntando memorias a plomo tendido,

que le confieran al otro, al infabricado, un desvelo neutro y pausado,

ausente de complejidad y versos y verbos.

Ríndeme, por favor, dios de casi todas las cosas;

dame una señal de tu ingravidez

o hazme creer en algo que no sea eterno."



De Precipitaciones, de Piotr Korolenko.


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